Lo dicho, esta fue una de las más bonitas excursiones a la cual he tenido el privilegio de asistir. El primer día fue lo peor. Era lógico después de seis horas en el autobús y haciendose de noche a las seis y media. No había tiempo para hacer una excursión bonita.
El autobús era una monada. Creo que se llaman microbúses aunque fuese de 30 plazas. Al salir el conductor estaba comentando que parecía que había problemas con la puerta para entrar y salir. En efecto, hubo problemas. La mayor parte de las paradas no se abría la puerta y teníamos que entrar y salir por la puerta de emergencia, atrás del todo. En un autobús tan pequeño se aprovechan todos los sitios posibles para poner un asiento. Había dos mujeres sentadas justamente al lado de la puerta de emergencia. Tenían que ser las primeras en bajarse y las últimas en subir. El escalón era importante, y a la segunda parada ya teníamos un trozo de madera para ayudarnos a subir y a bajar.
El hotel era muy curioso, de dos plantas, con las dos alas formando un triángulo. El patio estaba cubierto y había mesas y sillas para platicar. Por supuesto la calefacción dejó de funcionar en la mitad del hotel. He oído rumores de que gente para ducharse encendía el agua caliente hasta caldear el cuarto de baño. Afortunadamente para mí los problemas de calefacción fueron en la otra mitad del hotel. Yo estaba muy satisfecho con la temperatura de mi habitación aunque muchos consideraban que hacía mucho calor. Una conversación muy divertida entre una compañera y un responsable del hotel iba:
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No tenemos calefacción.
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He pagado trescientos euros para que la arreglen.
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Pero no tenemos calefacción
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Le aseguro que he pagado al técnico para que la arregle
Cada día que pasaba hacíamos una excursión más bonita. La del segundo día me dejó impresionado. La que salió de Oronoz. Pues de ahí en adelante fue a mejor. Esto del senderismo me ha puesto en bastante buena forma. Aunque un día hicimos una subida espectacular no tuve más problema que acabar empapado de sudor.
Por el tamaño de casas que había en Navarra no es de extrañar que sea una de las regiones ]más ricas de España. Una de las casas tenía cuatro pisos. Parece que los municipios tenían administración conjunta. Un ayuntamiento se encargaba de gestionar varios pueblos. La zona a la que fuimos era una zona donde se hablaba bastante vasco. Se cumplió el único prejuicio que tenía acerca de la lengua. Yo no entiendo el vasco.
En ningún momento fuimos a un pueblo grande. Por ejemplo Oronoz era una calle y poco más. El bar que frecuentábamos cerraba a las once y media por lo que no hubo ocasión de beber de más. Se dieron cosas curiosas como que en el supermercado de un pueblo la conductora de ambulancias nos sirvió cerveza. Un bar supermercado. Yo me compré unos calzoncillos en la papelería panadería. La gente se compraba fruta en el estanco.
Durante este viaje me llevé uno de los cortes más espectaculares de mi vida. Yo durante algún tiempo había estado usando la siguiente broma para parecer gracioso (algo muy alejado de la realidad): "Todos los informáticos somos sosos. En cuanto nos reunimos no hacemos más que hablar de ordenadores". El fundamento de la broma es que aunque haya veces que hablamos de ordenadores, es minoría y me lo he pasado espléndidamente con todos los informáticos con los cuales me he relacionado.
Le estoy soltando la broma a mi compañera de asiento cuando noto unos toquecitos leves en el hombro. Era la mujer sentada justo detrás mía. Me dijo "Somos informáticas y ni somos sosas ni aprovechamos cualquier ocasión para hablar de informática". Un corte espectacular. Para hacer las cosas mucho peores había otros dos informáticos en el viaje. Fue aún peor. Con esos dos no sabía relacionarme. Hay gente con la cual me pasa pero que fuesen informáticos me dio aún más vergüenza.
Me lo pasé muy bien.
Andreso.