Parece que en estas excursiones se forman grupos que tardan poco en cerrarse. Yo estaba con un grupo de gente que conocía de antes y que me caían muy bien. Desgraciadamente mis cuatro mujeres eran muy poco juergistas. Hubo muy pocas veces que cuando yo deseaba juerga encontré otro grupo de gente para apuntarme a un bombardeo con ellos. Echo de menos que hubiese juerga para mí. Portugal es un país bastante bonito y lo recorrimos de norte a sur. Entramos por Galicia y salimos por Huelva. Catorce días maravillosos. Durmimos en ocho hoteles distintos. La mayor parte de las noches conseguí una habitación individual La razón es simple. Una noche mantuve a mi compañero despierto toda la noche con una apnea de sueño (ronquidos sin ritmo) bastante pronunciada. El día siguiente pidió el divorcio. Otra noche me desvelé a las seis de la mañana y mi compañero de habitación al día siguiente pidió el divorcio. De las doce noches, nueve de ellas estaba en una habitación individual. Es toda una ventaja tener patrones de sueño irritantes.
Mi grupo consistía de cuatro mujeres, majisimas todas ellas. Pasamos las dos semanas continuamente juntos. Lo que más me gustó aparte de la compañía fueron las excursiones de senderismo y la playa. No creo que me vuelva a apuntar a una excursión cultural ya que prefiero andar por la naturaleza que admirar cosas muertas. Hubo una cosa muerta que me hubiese encantado ver que desgraciadamente no vi. En un pueblecito que creo que se llama Batalha había una catedral gótica tan impresionante que llegaba al cielo. Me hubiese encantado haber entrado en el claustro pero una cuestión urgente me impidió disfrutar de la vista.
Tanta cultura me aburre. Nunca he aprendido a disfrutarla. Pasarmelo tan bien me estresa bastante. Es un estrés bonito que me ha enseñado algunas cosas de como funciono. Yo estaba en el fondo sur del autobús. El cerebro en el camino de regreso me informó que no tenía nada personal en contra de nadie del grupo. Por lo menos tiene una relación de amor odio con algunos. A mi como me gusta fumar prefiero ser de los primeros en bajarme del autobús. Yo estaba en la última fila del autobús. Yo describía mi situación como "Los últimos serán los últimos". Además por algo que no creo que fuese casualidad, el nombre de los cuatro integrantes de la última fila empezaba por A. Algo personal si hay. Eso es muestra de un sentido del humor un poco especial por parte del organizador.
Hacía calor en el fondo sur. A mitad del camino de regreso hubo migración de asientos. Los que estaban en las últimas filas pasaron al principio del autobús para refrescarse un poco.
Un abrazo,
Andreso.