Una amiga mía trabajó como comercial de Auna. Yo por aquel entonces tenía mi ADSL con Ya.com. Estaba muy contento con mi banda ancha. Ella me hizo una oferta que me pareció irresistible. Podía dejar de ser cliente de Telefónica. Desgraciadamente, todo lo malo que decían de Auna era cierto. Era, porque la compró Ono, que según mi experiencia no es mucho mejor.
La empresa solicitó de buena fé la retirada de este artículo.
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Tardé años en poder ir al logopeda. Tras tres años de espera y una operación , al final me dieron cita. Me atendió una doctora foniatra. En otras palabras ella se había especializado en la pronunciación. Ella me escuchó hablar durante unos minutos. Me dio dos opciones: trabajar el tartamudeo o aprender a pronunciar la erre. Yo, harto de no ser capaz de pronunciar mi nombre, elegí la erre. Pedí cita. Me dijeron que probablemente pasarían tres meses antes de que empezase la terapia. Tenía que traer un volante sellado por inspección médica cuando me llamasen.
Mi novia tenía vacaciones en setiembre del 2005 y yo tenía la suficiente flexibilidad laboral para poder compartir ese tiempo con ella. Fuimos a París, la ciudad de las luces a pasar cuatro noches. Si deseas leer más podrás ver mis impresiones de un lugar donde no hablan ningún idioma que domine. Chapurreo un poco de francés, pero como me dijo una persona que ha oído como masacro ese idioma: “La única razón por la cual los franceses serán capaces de entenderte es que son muy inteligentes”. Los nativos me entendían pero tuve bastantes problemas con los inmigrantes.
Como siempre he publicado las fotos de la excursión.